Síndrome de las piernas inquietas

El síndrome de piernas inquietas es una enfermedad frecuente pero poco entendida por médicos y pacientes, por lo que la mayoría no es diagnosticada.

Se caracteriza por sensaciones desagradables en las piernas que interfieren con el sueño. El paciente se puede quejar de:

·      Hormigueos

·      Inquietud

·      Dolor, pinchazos

·      Sensaciones difíciles de describir, como quemazón, frío, incomodidad

Estas sensaciones suelen presentarse en las pantorrillas, pero pueden afectar cualquier parte de las extremidades: muslos, tobillos o brazos. El paciente siente una necesidad irresistible de mover las extremidades, por lo que se alivia al levantarse y caminar.
Otras reacciones comunes son: estirar, doblar, sacudir o frotarse las piernas y dar vueltas en la cama, con el denominador común de no poder lograr un sueño reparador.

Los síntomas del síndrome de piernas inquietas suelen aparecer cuando se está quieto, como al sentarse, viajar en un avión o al acostarse. A veces despiertan al paciente con sacudidas de las piernas. Al levantarse, los síntomas desaparecen, pero se siente agotado, de mal humor y somnoliento.
La prevalencia del síndrome de piernas inquietas es aproximadamente 5% de la población adulta, siendo más frecuente en las mujeres y en personas de más de 45 años, aumentando con la edad. 1/3 de los casos presentan un patrón hereditario. Hay familias con numerosos miembros afectados.

Su frecuencia aumenta con el embarazo, la anemia por deficiencia de hierro, la fibromialgia y el síndrome de fatiga crónica.

Diagnóstico

Los síntomas son sugestivos de la enfermedad, que se confirma con la polisomnografía, un estudio especializado. No trate de diagnosticarse, pues hay  varias enfermedades parecidas, como la neuropatía, los calambres nocturnos, y pueden aparecer en la diabetes y en la insuficiencia renal.

Tratamiento

El ejercicio físico, el manejo del estrés y la disminución del consumo de cafeína son beneficiosos. También la aplicación de calor, en forma de una ducha caliente o con una almohada eléctrica (electric heating pad) en las extremidades inferiores antes de acostarse. Si esto no es suficiente, existen medicamentos efectivos para controlar los síntomas, como son los fármacos anti-Parkinson y los tranquilizantes. 

Entre los medicamentos anti-Parkinson, los más efectivos son los de última generación, como el pramipexol (Parmital, Mirapexin), el ropinirol (Requip, Adartrel) y la rotigotina (Neupro). Estos medicamentos trabajan en el cerebro, afectando los impulsos nerviosos que modulan el tono muscular. La levodopa, aunque popular hace unos años, hoy casi no se usa por la alta tasa de efectos secundarios.

También es muy útil el analgésico pregabalina (Lyrica), tomado 1 ó 2 horas antes de acostarse.

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